No
por ser predecibles se perciben mejor. Están ahí afuera. Cada mañana en la
ciudad, al abrir la ventana y sentir el aire fresco del nuevo día que hincha
los pulmones como una auténtica bocanada de esperanza e ilusión. Son vientos de
cambio, perspectivas de optimismo en la creencia de que todo puede ir a mejor. Aromas ilicitanos que vaticinan el fin
de un ciclo y el inicio de otro tiempo de escalada y recuperación.
Tras
una aciaga legislatura en la que el gobierno de turno ha deambulado con mano de
hierro, siempre intransigente bajo el paraguas del “ordeno y mando”, con
obstinación, negándose al diálogo, eludiendo toda responsabilidad o culpa y
acometiendo actuaciones urbanísticas cuando menos opacas, oscuras y poco o nada
trasparentes, es cuando llega el momento de dar un giro en el timón, cambiar de
ruta y navegar hacia aguas más calmadas en busca de la tierra prometida, o en
este caso, la situación deseada. La perpetuación de una crisis nacional cuya
defunción anuncian pero no acaba, unida a la preocupante escalada en los
niveles de corrupción en todas aquellas formaciones políticas que han venido
ostentando responsabilidades de gobierno hasta ahora malgastando, derrochando,
dilapidando e incluso apropiándose del dinero público, hacen más patente si
cabe esta necesidad de cambio. Un cambio que ya se atisba y la gran mayoría
estamos demandando y deseando.
Y
por supuesto que Elche no es una excepción. El Partido Popular nos ha devuelto
al Siglo XVIII, a los tiempos del Despotismo Ilustrado predicando aquello de “todo para el pueblo pero sin el pueblo”.
Las necesidades reales y más perentorias de la ciudad se han visto plegadas a
intereses particulares del ejecutivo municipal, incumpliendo la gran mayoría de
propuestas que prometieron y por las que les votaron, convirtiendo la ciudad en
un régimen cerrado, autoritario y exclusivo para unos pocos privilegiados, en
los que se regala suelo público a intereses privados desde la cerrazón, sin
justificación aparente y lo que todavía es peor, en contra de una gran mayoría
vecinal. Se obstinan en aprobar proyectos urbanísticos opacos de dudosa
legalidad a la vez que obvian servicios tan básicos como la limpieza en las
calles, nuestro campo y productos autóctonos e incluso nuestro Palmeral,
Patrimonio de la Humanidad. Elche es deficitaria en sostenibilidad, a la cola
en seguridad vial, sin carril bici, sin contenedores soterrados ni
infraestructuras siquiera para el reciclado de aceites industriales. Con instalaciones
municipales en desuso y un parque de viviendas cerrado a cal y canto que bien
podría auxiliar a las familias más necesitadas. Lastrados por las pocas
expectativas de encontrar empleo, con unos servicios sanitarios más que
deficientes que se han cobrado incluso la pérdida de un concejal, somos sin
embargo la ciudad que más impuestos paga a su Ayuntamiento; primeros de toda
España en la tasa de vehículos y entre los cinco primeros en bienes inmuebles.
Un dudoso honor que en absoluto es correspondido de contrario y que tampoco
redunda en beneficio de la ciudad.
Es
por ello y todavía más que sabemos, estamos plenamente convencidos de que las
cosas pueden cambiar y desde luego para mejor. Existen otras formas, otros modos de gestionar recursos que hagan
prosperar al término municipal, mejorar la calidad de vida y aliviar el
bolsillo de los sufridos ciudadanos. Los de ahora ya han demostrado con
creces de lo que son capaces y los que estuvieron antes que ellos tres cuartos
de lo mismo. Y es precisamente desde la independencia,
desde el único interés por el bien de la ciudad, donde podremos extraer un
mayor beneficio y aumentar la productividad. Sin pliegos, trabas ni cortapisas
externas de las direcciones provinciales, regionales y nacionales de la mayoría
de partidos, que establecen programas y actuaciones genéricas para todo el país
sin entrar a valorar las necesidades y/o singularidades de cada municipio. Por
ello os invitamos a seguirnos a través de las redes sociales, página web y
nuestro blog. También a visitarnos y conocernos para saber de nuestras ideas,
de nuestra forma de pensar y también de trabajar. Seguimos a la entera
disposición de cualquiera que lo solicite, con ganas de agradar, pero sobre
todo con muchas ganas de ayudar. Ayudar a cambiar el rumbo a golpe de timón.
Sortear la marejada y remar juntos hacia aguas apacibles esperando arribar a
buen puerto. Cambiar la ventisca por una acogedora brisa de esperanza e
ilusión, y sentir por fin esos aromas
ilicitanos que vaticinan el cambio.
Jesús
Ruíz Pareja
Candidato
a la Alcaldía 2015 - Partido de Elche
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